La oportunidad de vivir en otro país y de sumergirse en una cultura diferente es muy atractiva para los jóvenes. En ese mundo las opciones son muchas; según tus intereses, el idioma, los requisitos... hay muchos países que estarían encantados de recibirte. Y en todo ello, hay algunas naciones que destacan más que otras; o más bien, hay algunos países que los argentinos eligen con más asiduidad. Quizá sea por la posibilidad de mejorar el idioma, por las oportunidades laborales (y el ahorro) o por sus paisajes naturales impresionantes, Australia es una de ellas. ¿Cómo aplicar? ¿Hay muchos requisitos? ¿Es caro?
Mientras vos lees esta nota, decenas de tucumanos están reacomodándose en casa o empezando el éxodo para retornar de Australia. En paralelo, cientos de argentinos ya empiezan a reunir información, dinero y papeles para conseguir una de las 3.400 visas que se abrirán en julio para el próximo periodo. Es que en los últimos días se terminó la asignación del cupo correspondiente a 2024, pero las ganas de irse continúan. ¿Cómo prepararse? Bueno, es más fácil de lo que parece, cuenta a LA GACETA Ignacio Nacho Caunedo (@nachoenviaje en Instagram), que volvió a casa hace unos días luego de un año en Oceanía.
“Es una visa sencilla de aplicar; son pocos cupos y tardan en agotarse. Lo que tiene Australia de especial, más allá de las facilidades para viajar, es la posibilidad económica, lo que uno puede llegar a ahorrar si es que va con esa intención. Además, los paisajes son únicos”, resume.
Un año de trabajo
Podríamos decir que Nacho ya es un experto en visados. Un día dejó su trabajo como jefe en la administración pública, vendió su auto, los muebles del departamento que alquilaba y se fue de viaje. Vivió y trabajó en Suecia, Dinamarca, Alemania, Noruega y ahora en Australia, siempre con el sistema de visa working holiday (trabajando en vacaciones, en español).
Pero vamos por partes, que no todo el mundo sabe de qué estamos hablando. Esas visas son programas que permiten a los jóvenes de ciertos países viajar a otra nación y trabajar temporalmente mientras exploran y experimentan la cultura local. De un tiempo a esta parte se han hecho muy populares. En general, tienen una duración limitada, que oscila entre los seis meses y los dos años. Durante este tiempo, los titulares del permiso pueden trabajar en una variedad de empleos temporales para financiar su estadía y viajes, pero generalmente están sujetos a ciertas restricciones, como la duración máxima de empleo con un solo empleador o el tiempo de trabajo.
En este sentido, Australia es de las más abiertas. Alemania, por ejemplo, sólo permite seis meses de trabajo y seis meses de viaje; el país de Oceanía, en cambio, permite trabajar 12 meses de corrido, siempre y cuando cada contrato de trabajo no supere los seis meses.
“Pero no necesariamente los cumplís. Hay trabajos de todo tipo... Yo tuve 12 o 13 trabajos en un año. Los rubros más comunes son la gastronomía, la hotelería y todo lo relacionado al turismo o a la construcción. También están los trabajos más de campo, los farm (granja en inglés), que tienen que ver con la instalación de paneles solares”, adelanta. Él, de hecho, hasta cambió de pueblo tres veces, pero por decisión propia: “compramos un auto con mi novia y queríamos recorrer el país. Por eso cambiamos de ciudad... al final, recorrimos 20.000 kilómetros”, dice.
Lo importante: el ahorro
“Siempre todo el mundo me habló muy bien de Australia, entonces quería ver cómo era. Tengo que admitir, que fui con las expectativas muy bajas, porque uno ve en las redes lo que se puede ganar por semana; se habla de alrededor de 1.500 dólares australianos, pero bueno... no soy mucho de creer esas cosas. Quería ver de qué se trataba realmente”, cuenta. Hay que tener en cuenta que cada dólar australiano equivale a casi $ 571 argentinos y a unos U$S 0,65 norteamericanos.
La hora de trabajo promedio se paga en 30 dólares australianos. “Suponiendo que una persona trabaja 40 horas por semana, es decir, ocho horas por día, estarías cobrando 1.200 dólares australianos por semana”, indica y agrega: “los pagos son semanales y el alquiler también. Si cobrás 1.200 dólares australianos, se te retienen 100 dólares australianos de impuestos y una habitación puede costarte 350 dólares australianos. Más la comida, el transporte... podés estar ahorrando 400 dólares australianos por semana”.
Requisitos
La solicitud posible se trata de la visa subclass 462, a la que se puede aplicar con pasaporte argentino, chileno o uruguayo. Para hacerlo hay que tener entre 18 y 30 años y un nivel de inglés funcional. “Eso es lo que más te puede demorar. El más fácil de rendir en el país es el IELTS. En Tucumán no hay dónde rendirlo, pero sí en Córdoba, Mendoza y Buenos Aires El examen no puede tener más de 12 meses de antigüedad al momento de aplicar a la visa. Y es el único requisito que lleva tiempo, prepararte, rendir...”, advierte.
Además, se necesitan estudios terciarios o haber completado al menos dos años de estudios universitarios. Existen requisitos médicos (especialmente un seguro de salud adecuado), pero hay uno que destaca por sobre todos: el de los fondos suficientes. Los interesados deben demostrar contar con fondos suficientes para la primera parte de su estadía (al menos 5.000 dólares australianos, que son casi U$S 3.300 en moneda de Estados Unidos), además del dinero para asegurar el pasaje de regreso.
“Una vez que tenés el examen, que suele ser lo más difícil, a la visa podés aplicar rápido. Y allá solucionás todo. Los trámites burocráticos y demás, lo resolvés en una semana. Quizá lo más complicado es conseguir alojamiento -asegura-; quizá hay que buscar con anticipación eso, y el trabajo también. Puede facilitarte aún más la llegada”.
Consejos
¿Qué hacer y qué errores no cometer?
Como contamos, Ignacio Nacho Caunedo tiene vasta experiencia en visas working holiday. Australia fue su última escala (por ahora) y volvió con varios consejos para quien quiera embarcarse en esta experiencia: 1- se puede conseguir trabajo allá, pero lo que hace mucha gente es organizarse y buscarlo por internet antes de viajar; algunos, incluso, te dan alojamiento incluído. “Ese es el escenario ideal”, dice Nacho; 2- No hay que idealizar. “No es un mundo ideal, como se ve en las redes sociales. Emigrar, aunque sea por un año, tiene su peso por el desarraigo, y va a haber muchos desafíos que uno tiene que enfrentar. Hay que mentalizarse”, dice; 3- No tener miedo. “Hay que ir y disfrutar. Si uno ve que llega a la ciudad y no le gusta o las cosas no van bien, mudarse es la mejor opción. No hay que perder tiempo ni estancarse”, aconseja.